Rio de JaneiroNicolas Katz, educación judía y fútbol. | La Agencia JudíaNicolas Katz, educación judía y fútbol.
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Nicolas Katz, educación judía y fútbol.

Septiembre 2020

Nicolas Katz, educación judía y fútbol
“Después de integrarme a la sociedad israelí, el fútbol y yo tendremos en los pies la posibilidad de seguir creciendo”

Nicolás Katz vive hasta hoy en Bahia Blanca y es jugador de fútbol profesional. Tiene 22 años y además es parte del movimiento juvenil Hejalutz Lamerjav, en donde se destaca por ser uno de los impulsores del Merkaz Kesher, un novedoso proyecto de educación no formal judía a distancia. Pudimos hablar con él sobre sus planes y expectativas unos días antes de la concreción de su Aliá.
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¿Cómo fue tu decisión de irte a vivir a Israel? ¿Tuvo que ver con lo profesional, con lo personal o con otras cosas?

Principalmente, esa idea sionista siempre está dando vueltas en la cabeza de cualquier joven que fue a la Tnuá desde chiquito como yo. Tuve la posibilidad de estar en 2016 unos meses en Israel y me gustó muchísimo. Me volví a Argentina más que nada por una cuestión de idioma y de una inserción que a los 18 años no pude lograr como quería; y creo que ahora, a los 22, es el momento indicado para llevar a cabo esta idea tanto profesional como personal de vivir allá e insertarme en la sociedad israelí.

Con respecto a la profesional, imaginamos que en Israel lo primero que vas a hacer es ir a probarte a un club. ¿Tenés algo arreglado para cuando llegues?

No, pero justamente la idea es esa. Teniendo en cuenta que cuando llegamos tenemos que hacer cuarentena y no es una llegada común, la idea es, una vez que salga, ir a probarme a clubes, porque yo creo que mi vida siempre fue por el lado del fútbol. Creo que la mejor alternativa para poder insertarme es teniendo un club y sintiéndome acompañado desde ese lado, desde un equipo y desde una estructura como esa.

¿Tenés conocidos, amigos en Israel?

Tengo familia que hizo Aliá, hermana, prima, amigos, amigas, y me quedaron algunos contactos de cuando estuve pero no mucho porque era muy chico.

¿Sabés hablar hebreo?

La idea es hacer un Ulpán. Creo que el idioma es fundamental para la inserción de cualquier persona, no solo mía. Por eso, ni bien arrancó este proceso de Aliá, también me anoté en un Ulpan de la Organización Sionista Mundial que ahora lo están haciendo online y por eso también desde el interior del país pudimos acceder. Desde ese momento estoy practicando el idioma, todavía no tengo un hebreo fluido pero ya puedo, por lo menos, entablar una conversación de: “¿Cómo estás?”, “Bien”, y esas cosas.

Volviendo al tema del fútbol, acá en Argentina llegaste a jugar en la primera de Olimpo.

Sí, estuve en el plantel profesional de Olimpo en el 2019. Fines de 2018 y principios de 2019 jugué en la B nacional, en primera división estuve en el banco en los partidos que no entré. Jugué en la B nacional unos 10 partidos más o menos hasta mediados del año pasado, que tomé la decisión de alejarme por un montón de cuestiones del club y personales.

Y después de eso, ¿jugaste en algún otro club?

Después de eso estuve jugando en La Pampa y la primera mitad del 2020 hasta la pandemia estaba jugando en la ciudad de Olavarría.

¿Tu decisión de hacer Aliá fue post pandemia o ya lo venías viendo desde antes?

Yo abrí carpeta en noviembre. Nos encontramos con Ale (N. de la R.: Ale Haber, Sheliaj de La Agencia Judía para Israel en Argentina que acompañó a Nicolas en su proceso de Aliá) y tuvimos la primera charla. Me indicó que llame al Global y ahí fue cuando abrí carpeta. Durante el primer período de la pandemia fue que tomo más fuerza la decisión y empezamos a acelerar los trámites y todo lo que teníamos que hacer.

Dentro de lo que es el ambiente del fútbol, ¿cuál es el comentario cuando decís: “Me voy a Israel y me voy a probar en un equipo allá”?

Mis amigos judíos ya me conocen y no les sorprende. Y la gente del fútbol, la mayoría entiende que quizás irse afuera es una puerta que se te puede abrir profesionalmente. Lo que quizá no pueden entender es por qué Israel. Y cuando uno les explica un poquito, rápidamente se dan cuenta de por qué.

¿Qué sentís con respecto a irte como profesional del deporte de un país super futbolero a un país como Israel donde, si bien existe el fútbol, es a un nivel totalmente diferente?

En algunos aspectos es, por así decirlo, una presión linda, porque en cierto punto estás representando a esa imagen y a eso que se imagina el israelí de que viene un argentino y tiene que jugar bien al fútbol obligatoriamente. Pero también durante estos últimos meses de pandemia he visto varios partidos del fútbol israelí y desde que yo estuve mejoró muchísimo y está en un proceso muy bueno y muy interesante de intentar entrar fuerte en lo que es el fútbol europeo.

¿Cuándo estuviste en Israel en 2016, llegaste a probarte en algún club?

Estuve jugando en Hapoel Petah-Tikvah pero jugué unos partidos de Copa Toto en primera. Yo tenía 18 en ese momento y después tomé la decisión de volverme porque no tenía idioma y un montón de cuestiones.

Lo más importante de todo, ¿en qué posición jugás?

De delantero, de 9.

¿Tenés pensado algún club para probarte allá? ¿Alguno que te gustaría?

No, como ambición, los clubes que más conocemos desde Argentina, quizás el Maccabi Tel Aviv, pero tengo muy en claro que mi camino no arranca ahí. Obviamente sería lo ideal pero lo primero que tengo que hacer es integrarme en la sociedad y aprender cómo es un club allá y cómo se convive en el día a día y, después, el fútbol y yo tendremos en los pies la posibilidad de seguir creciendo o llegar a cierto nivel.

Viniendo de una comunidad del interior del país y participando de un movimiento juvenil como Hejalutz Lamerjav. ¿Cuál fue tu relación con Israel a lo largo de tu vida?

A Hejalutz voy desde que tengo memoria. Serán a mis 6 años, que es cuando Hejalutz abre sus puertas acá en Bahía Blanca, y siempre fui llevando todo el proceso de la Tnuá a la par que iba jugando al fútbol. En su momento no hice el plan Shnat (N de la R.: Programa educativo de un año de duración en Israel) porque el fútbol me demandaba otros tiempos. Pero sí tuve diferentes roles en la Tnuá, lideré el grupo local en Bahia Blanca, fui encargado de la parte educativa, un puesto que fue bastante desafiante para mí, lideré el movimiento a nivel nacional en un momento. La Tnuá claramente atraviesa mi vida, y tengo amigos que ya se han ido a Israel. Mi hermana, de hecho, está allá, y mi prima. Por lo menos, acá en Bahía Blanca toda la juventud va a la Tnuá, es un espacio muy lindo, todos nos sentimos muy cómodos y todos se han tomado con mucha alegría esta decisión que yo tomé.

¿De qué se trata el proyecto de educación a distancia, Merkaz Kesher, del que formás parte?

Merkaz Kesher nace el año pasado. Con la idea de Javerim de la Tnuá y del Sheliaj, para llegar a comunidades del interior del país. Si bien Hejalutz Lamerjav en Argentina es la Tnuá que más representantes tiene en el interior, todavía había gente que sigue quedando afuera y la idea nuestra es tratar de darle un marco no formal judío a cualquier persona de nuestro país, y de afuera también: tenemos una Javerá de Estados Unidos. El Merkaz Kesher nace de esa forma. Primero con pocas personas, dando actividades mediante Zoom. Pero este año se armó un equipo un poco más grande, se organizó algo mucho más amplio, con dos divisiones, que antes no las teníamos, haciendo relevamientos por provincia para poder sumar gente a la que antes no llegábamos, y hoy en día tenemos casi 40 Javerim que asisten a las Peulot (actividades) los domingos desde sus casas. Hay otra madrijá de Kesher que también hizo Aliá y tenemos la idea de una o dos veces por mes aparecer en vivo desde Israel y poder mostrarle a chicos que están acá en Argentina el Kotel, por ejemplo, que si bien para algunos es algo muy común para otros ver el Kotel en vivo no es algo común y nos parece que puede ser una experiencia enriquecedora.

Con respecto a tu llegada a Israel, más allá de los 15 días de cuarentena en un hotel ¿Adónde vas a llegar?

Sí, después de esos 15 días del hotel, mi primera llegada es a la casa de mi hermana en Jerusalem. Y a partir de ahí, la idea es buscar clubes y tratar de hacer eso primero para sí después una vez que tenga definido en qué club voy a estar, poder asentarme en la ciudad que me toque y buscar un Ulpan y todo el trámite que sigue.

Hablemos, en el corto o mediano plazo, contanos una expectativa y una preocupación.

La expectativa es hacer una inserción lo más efectiva posible, que yo creo que es mediante un equipo de fútbol porque es lo que a mí me apasiona y lo me trajo hasta acá. Tener un equipo y hacer un buen Ulpán sería como un primer objetivo cumplido. Y el miedo, lógicamente, en tiempos de pandemia es quizás llegar y que de pronto cierren las cosas. Ya de por sí no es una Aliá común porque en Ezeiza esas tres o cuatro horas que antes estabas acompañado de familia y era todo risa, uno ya las empieza a transitar de otra forma, solo. Después están esos 15 de días que espero sean lo más leves posibles y tratar de aprovechar ese tiempo a solas con uno para proyectar y para mentalizarse.

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